Pierde
el rey la batalla,
Cuando
aparece la dama de la oscuridad.
Tiñe
de negro la estampa,
Ocultando
la tierra, el cielo y el mar.
Hijos
de la noche, recogidos en su inmensidad,
Despiertan
bajo el manto, azabache de nocturnidad.
La crueldad
que aparece, con traje de necesidad,
Hace que
la sangre fluya, en una orgía de corrompida maldad.
Confundiendo
el placer de la carne,
Con la
matanza, en un instinto animal.
Vuelve
a salir el sol, las tinieblas caen en su debilidad.
Mañana
será otra noche, otra noche que será igual.
Somos
almas perdidas, vampiros en la eternidad.
El Trovador de las Tinieblas
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