Piensas que la victoria, se tiende hacia tu
lado,
Alzando el puño y cantando, por la batalla
que se ha ganado.
Te honras con la épica. En Rey te has
convertido.
Y en un baño de fracaso, el cuello has
sumergido.
Por no templar, el acero de la ética,
Tu oponente ha sobrevivido.
De tus entrañas se libera, como la magia de
un hechizo,
El mal que mancha tu sangre, la sangre del
Rey que ha caído,
Por subestimar incauto, al dragón herido.
Quemando en su fuego, ese amor prohibido.
Caballero maldito, la batalla has ganado,
Pero la guerra la has perdido, por no haber
estudiado.
La enseñanza del maestro, que te había
confiado.
Cegando al antaño, que la gloria te había
dado.
Acéptalo,
Que el poder que se te había otorgado,
Lo has perdido en sacrificio,
Por el fuego del dragón,
Así sea tu maleficio.
El Trovador de las Tinieblas.